Tu sol distante me reclama Mi cuerpo insolente te aclama El encanto divino de tu fama Enloquece el delirio de mi ánima Me pierdo en el brillo de tu alma Mi lluvia irreverente te alaba Bendigo tu maná que me rescata.
En las alturas de montañas orientales Me refugia tu voz de vientos ancestrales Respiro tu calor, bebo tus mezcales Suspiro el ámbar de tu luz dorada Olvido el invierno, sus bestiales nevadas Me baño en tu oro, arrasas mi helada, Me acurruco en el fuego de tu sonrisa áurea.
Rompe mi conticinio la memoria de tu risa. Mi intempesta se consuela con el calor de tu brisa. Aguardo en el gallicinio la canción de tu misa. Barro las tinieblas en el antelucano sin prisa. La luz de tu crepúsculo incandescente me invita.
Abres tu cielo al nacer el día Busco tus ojos en el sol naciente Quiero robar tu calor que inspira Perderme en la luz de tu amor ardiente Me cobijan los colores de tu amanecer divino Me refugio en tu Edén, paraíso infinito Prisionera de tu religión, eres el camino.
Me angustia la frialdad de la noche Ansío el ardor de tu voz Tejes tu luna en las ramas En el árbol de mi devoción Tu hechizo seduce mi canto Eres el dueño de mi inquietud Bailo perdida en el limbo Bautízame con tu luz.
En las madrugadas gélidas De este invierno infernal Busco el calor de tu boca En tu luna celestial Me pierdo en el cielo azabache Y su crueldad glacial Me consuela el recuerdo De tu bálsamo estival
No extraño un buen vino Tampoco un rinconcito romántico en un restaurante francés Solamente tu compañía Solamente tu voz Solamente el calor de tus palabras Solamente tu magia. Siempre tú Nostalgia.